El volumen tiene por objeto la reproducción y divulgación de un manuscrito de 194 páginas, que se comenzó a escribir en 1813 por Juan Ivorra, un mosén enigmático que bautizó en 1817 al alfasino Roque Vicente Devesa Frau. Pero la obra, diseñada, compuesta y editada con todo lujo de imágenes, textos históricos, cuadros, dibujos, planos y fotografías, y dividida en once capítulos, va más allá de la edición ­facsimilar del manuscrito, lo que ya de por sí es un auténtico hallazgo.

Supone la recreación histórica de una Partida singular y carismática, sobre todo, para los pueblos de Altea, l´Alfàs del Pi y la Nucía. Los que tengan el privilegio de leer la narración, ya que sólo se han editado 500 ejemplares, verán retratados los perfiles biográficos de una serie de personajes, entre otros, los del linaje Devesa. También figuran dibujados muchos de los que trajinaban por veredas, senderos y caminos yendo a recalar al Devesa; la batalla que en un verano de 1812, sostuvieron ingleses y franceses en Benidorm; la influencia que ejercieron los frailes del Hospicio de Altea; así como la vida cotidiana, los usos y costumbres de unos labradores reales, rescatados del olvido, que a lo largo de los siglos supieron mantener su compromiso con el Captivador y la pequeña ermita. Estos enunciados espigados de este meritorio trabajo, son sólo algunos ejemplos que algunos descubrirán por primera vez pero otros al leerlos vivirán y quizá sientan como propios y cercanos.

En definitiva, como se refleja en el prólogo “el libro es un himno a san Vicente Ferrer y un canto a la amistad que se da cita cada año junto a su ermita: amistad de los pueblos de la Marina Baixa y de las personas que ayer y hoy siguen dándose la mano para compartir unos momentos de fiesta en el mes de abril de cada año. La edición crítica del manuscrito que relata las memorias más antiguas de la ermita, los datos y comentarios que aquí se ofrecen al lector, van entretejidos por un hilo de oro: el de la nostalgia de los buenos días pasados, el del afecto a las personas que significaron mucho, el del compromiso, generoso y gratuito, para que todos puedan disfrutar hoy día de lo que fue y es patrimonio de un alma que aquí nació y se forjó, y que de aquí partió, caminante de mil caminos que todos recorremos en esta vida con la esperanza, más o menos consciente, de querer volver a la casa familiar.