“Una puesta en escena muy sensorial. Mañana a las 19.00 horas la sala de exposiciones de la Fundación Frax se transformará en una nube y el público tendrá que descubrir las piezas entre la niebla” comenta José Manuel Álvarez, comisario de la exposición organizada por el Área de Estética. Junto a él se encuentran otros dos profesores, Milagros Angelini y David Trujillo; y los alumnos Antonio Llorens, Leles Pomar y Elia Torrecilla.

La niebla es el continente del vacío-lleno, de la presencia-ausencia, del estar sin ser. Su algodonosa y tenebrosa participación en la comparecencia sin revelación es la causa de su extraordinario misterio, de su magia infinita. ¿Cómo es posible estar sin ser, estar sin tangibilidad alguna? Se trata de una realidad necesitada de imaginarse.. La niebla es la metáfora de la presencia del ser en el mundo, de dónde venimos, quiénes, somos, adónde vamos.

De ahí el uso de este elemento meteorológico para el desarrollo de esta exposición, obviamente fundamentada en la pregunta eterna del nosotros. Y como consecuencia la poética y delicadeza compareciente en sí misma. Un elemento formal capaz de envolver en un tránsito de introspección extrema a cualquiera que se adentre hasta el fondo de sus entrañas y le lleve por tanto hasta el fondo de sí mismo y de su mismo misterio y de su duda constante y de su incertidumbre perenne. Como del mismo modo hacerle sentir una dulzura innominable y un paradisíaco placer indefinible. Decimos del extremo de la sensorialidad. Del uno con uno mismo desde su hondura última. La reacción a ese acceso es lo que persigue esta reunión de trabajos inspirados en el proceso conmocional que llega provocar el estar inmersos en la insondabilidad de las tinieblas y lo que supone de abismal.

Sin duda un encuentro de trabajos que cada uno en su propuesta reivindica un sitio en ese paraje melodioso cargado de misterio. Un recreo para las sensaciones, los sueños y las cavilaciones.