Cuando este sábado se cumplen seis años de los atentados de Oslo y de la matanza de Utoya, el alcalde del Ayuntamiento de l’Alfàs del Pi, el socialista Vicente Arques, en nombre de todo el equipo de gobierno, ha recordado, con respeto y cariño, a las víctimas y a sus familiares, para transmitir al colectivo de residentes noruegos, el rechazo y condena de la ciudadanía de l’Alfàs a los crueles actos de terrorismo, sufridos por Noruega el 22 de julio de 2011.

Condena ante cualquier forma de terrorismo y reconocimiento a las víctimas y sus familias. Ese es el mensaje que debe prevalecer, lanzado por el alcalde de l’Alfàs del Pi, Vicente Arques, horas antes de que se cumpla el aniversario del atentado que le costó la vida a 77 personas, y marcó profundamente a la sociedad noruega, que tanto tiempo tardó en asimilar el horror sembrado inútilmente. Son muy profundos los vínculos de afecto y amistad que unen a esta localidad alicantina de la Marina Baixa con los Países Escandinavos, y así lo ha querido poner de manifiesto la primera autoridad local.

“La violencia solo engendra violencia, por eso en fechas como la de hoy, creemos oportuno reafirmar desde el gobierno local el compromiso de trabajar por una sociedad más justa, más transparente, con el apoyo y la participación de todos los colectivos, a través del diálogo, la tolerancia y el respeto, y defender los valores de integración que nos han permitido convertirnos en un municipio referente de paz”, según ha manifestado en reiteradas ocasiones el catedrático noruego y mediador de conflictos internacionales, el pacifista Johan Galtung, afincado en esta localidad de la Marina Baixa, a la que considera modelo mundial de convivencia como ha puntualizado Arques.

L’Alfàs y Noruega dos pueblos muy unidos

Si bien es cierto que l’Alfàs del Pi presume de su carácter abierto y cosmopolita, con un censo poblacional de residentes de más de cien nacionalidades diferentes, las relaciones con la colonia noruega son especialmente estrechas en esta localidad de la Marina Baixa. Las cifras delatan el peso social y cultural: 2.500 noruegos censados aunque según estimaciones se calcula son unos 8.000 los residentes reales, un colectivo que cuenta con 2 centros educativos en la localidad alicantina; 3 residencias; 1 iglesia; 1 Centro Social que acaba de cumplir 47 años con más de 1.000 socios; 1 sede de voluntariado noruega, la única de estas características abierta en Europa dependiente de la red gubernamental noruega, además de todo un entramado de comercios y negocios escandinavos. En definitiva, dos pueblos muy unidos por el vínculo más fuerte que existe, el afecto.