La más amplia retrospectiva que se organiza fuera de Alemania sobre la obra del artista Eberhard Schlotter puede visitarse hasta el mes de mayo en la sala Pedro Delso de la Fundación Frax. La exposición está integrada por 124 obras procedentes de los fondos de la Fundación Schlotter de la Comunidad Valenciana y de la colección particular de su hija Sibylle, que es comisaria de la muestra.

La muestra incluye óleos, aguafuertes, acuarelas, litografías, dibujos y grabados en madera, además de fotografías, herramientas de trabajo, parte de los textos que tanto le gustaba escribir y elementos curiosos de los que se rodeó en vida.

Schlotter nació en Hildesheim (Alemania) en 1921 en el seno de una familia de artistas. Era hijo mayor del escultor y profesor de arte Heinrich Schlotter y sus hermanos fueron el renombrado escultor Gotthelf Schlotter y Georg y Jeanne Irene, también artistas.

Desde su infancia, Eberhard Schlotter se sintió atraído por las artes. En 1934 apareció su primer dibujo a pluma en un periódico. Pronto dio a luz su primer grabado y realizó su primera exposición individual. En 1939 empezó sus estudios en la Academia de Bellas Artes de Múnich. En 1941 participó como artista más joven en la Gran Exposición de Arte Alemán de Múnich. Sus obras disgustaron a los representantes del Partido Nazi.

Fue profesor en la Escuela de Artes Plásticas de Hamburgo y catedrático de la Universidad Johannes Gutenberg de Maguncia. En 1972 fue designado miembro correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Schlotter es considerado uno de los mejores grabadores en el panorama internacional y el gran maestro de aguafuerte.

Sibylle Schorlemmer destaca que se trata de “una exposición única, que recorre prácticamente toda la producción artística de Schlotter en las diferentes técnicas que dominó”.

Al acto de inauguración asistieron más de 200 personas, entre ellas los alcaldes de l’Alfàs del Pi, Vicente Arques, y Altea, Jaume Llinares, el presidente de la Fundación Frax, Matías Pérez Such, y familiares del artista llegados desde diversos puntos de Alemania y Noruega.

La muestra no está exenta de ciertas curiosidades. En tres vitrinas se exponen las herramientas que Schlotter utilizó para dar forma a sus óleos y acuarelas, así como planchas de aguafuertes y el discurso que leyó cuando ingresó en la Real Academia de San Fernando de Madrid. Otro detalle: en 1958 Schlotter pintó un remo al óleo. Su hija Sibylle se fue a la playa de Altea a buscar esa pieza. Ese remo se expone también en la muestra, junto a fotografías familiares y del pintor en plena producción, aportadas por la familia.

La vinculación de Schlotter con Altea es innegable. En estas tierras empezó a pintar en 1956, en una casa que compró en la zona de Cap Negret. Años después se trasladó al casco antiguo, en cuyos talleres dio forma a una vastísima producción. Allí recibía a sus alumnos llegados de Alemania, a los que aconsejaba pintar en unos jardines sitos frente a L’Olla. Hoy esos jardines llevan su nombre.

Entre los grabados que se exponen destaca la serie “A las 5 de la tarde”, homenaje al torero Antonio Bienvenida. En las próximas semanas se organizarán recorridos guiados por la muestra en noruego, alemán y español.