Día 1 de agosto. 12.30 horas. Playa del Racó de l’Albir. Quizás, uno de los momentos y lugares más concurridos del verano alfasino. Entre el rumor constante de las olas que rompen contra la orilla, los gritos y las risas de los niños que juegan en el agua y las conversaciones cruzadas de unos y otros en sus hamacas, el ruido de un silbato rompe la monotonía. Desde la silla de proximidad que en su protocolo interno llaman Albir2 el socorrista se lanza al agua. A poco más de 100 metros, una persona pide ayuda. El reloj, que hasta hace un momento pasaba lento como corresponde a una calurosa mañana de verano, se acelera. La cuenta atrás ha comenzado. Los segundos se tornan cruciales.

Desde Albir3 otro socorrista ayuda a su compañero a asegurar su zona de vigilancia. El resto del dispositivo de socorrismo de la playa del Racó de l’Albir, se pone en alerta. Cada uno, con diligencia, cumple la función que el protocolo marca para este tipo de situaciones. Nada se deja al azar. La maquinaria, como el cuerpo del socorrista, que ya ha conseguido alcanzar a la víctima, que se encuentra en parada cardiorrespiratoria, debe de funcionar a la perfección.

Mientras en la misma playa los socorristas inician, protegidos ya de las miradas de los curiosos por una carpa que también les proporciona una muy necesaria sombra, las maniobras de reanimación, una ambulancia del SAMU se dirige a toda velocidad hacia la playa alfasina. La Policía Local ordena el tráfico y aleja a los curiosos. La víctima, que gracias a las maniobras de RCP y las descargas realizadas con el DESA ya ha recobrado pulso y respiración, es evacuada en ambulancia hacia un centro sanitario y la playa, tras el susto, recupera la normalidad. Los socorristas vuelven a sus sillas y a sus puestos. Y se preparan para que todo vuelva a empezar. Porque esa es su misión. Estar preparados para que el drama se desencadene en cualquier momento.

Por fortuna, todo esto no ha sido más que un simulacro. Un ensayo. Un ejercicio simulado que se ha realizado en un momento de gran afluencia a la playa “para que las condiciones del mismo fueran lo más parecidas a las que se darían en una situación real”, explicaban Rocío Guijarro y Marisa Cortés, concejalas de playas y sanidad de l’Alfàs del Pi, que han añadido que en el mismo “han participado todos los efectivos que prestan sus servicios diariamente en la playa del Racó de l’Albir”.

El simulacro ha consistido en lo que se denomina una intervención desde tierra, es decir, el avistamiento por parte de los socorristas destacados en la playa de una persona con problemas dentro del agua y su posterior rescate. Las ediles indicaban que “el simulacro ha salido bien y hemos comprobado que los protocolos de actuación con los que trabajamos en la playa del Racó de l’Albir son los adecuados para hacer frente a una situación de emergencia. En cualquier caso, ahora corresponde a los técnicos mantener una reunión y evaluar de manera pormenorizada cada pequeño detalles que hayan podido apreciar en este ejercicio para, de esta manera, implementar y mejorar si fuera necesario esos protocolos”.

También han recordado que el servicio de salvamento y socorrismo de la playa del Racó de l’Albir cuenta “un servicio de socorrismo que vela por la seguridad de los bañistas todos los días de la semana de 10.00 a 20.00 horas” y ha insistido en la necesidad de “hacer siempre caso a las indicaciones de estos profesionales así como del color de las banderas para un baño seguro”.