Como cada año, los días 7, 8 y 9 de noviembre, a las 18:00 horas, la Iglesia de San José de l’Alfàs del Pi acoge la celebración del Trisagio, un canto al Santísimo que se interpreta durante los tres días previos a la festividad del Cristo del Buen Acierto, la celebración más importante del municipio, que tiene lugar el 10 de noviembre.
El Trisagio constituye una de las manifestaciones religiosas y culturales más singulares de l’Alfàs del Pi, ya que sus versos son exclusivos y se cantan y recitan por vecinos del municipio, quienes han ido transmitiendo esta tradición de generación en generación desde el año 1857, de forma voluntaria y desinteresada.
Esta práctica centenaria tiene su origen en la concesión del Papa Pío IX, quien en 1857 otorgó a l’Alfàs del Pi la celebración de las Cuarenta Horas y la indulgencia plenaria con motivo de la exaltación del Cristo del Buen Acierto, hecho que marca un hito en el devenir histórico del pueblo.
Este reconocimiento situó a la localidad en una posición privilegiada como destino de peregrinación y jubileo, equiparable a otros recorridos espirituales de gran renombre, como el Camino de Santiago.
El Trisagio, que solo puede escucharse durante el mes de noviembre, constituye además un documento sonoro de gran valor histórico y patrimonial, pues nos remonta al 26 de marzo de 1857, fecha en la que llegó al municipio la imagen del Cristo del Buen Acierto. A partir de ese momento se acometieron reformas en la capilla para albergar un crucifijo de estatura más que natural, mientras el canónigo Pascual Baldó iniciaba los trámites para obtener del Pontífice la gracia del jubileo anual de cuarenta horas, concedida por el Papa Pío IX el 10 de julio de ese mismo año.
La concejala de Fiestas, Tradiciones y Patrimonio, Sangra Gómez, ha subrayado la importancia de “salvaguardar esta tradición del municipio, que forma parte del patrimonio cultural inmaterial de l’Alfàs del Pi y de la identidad de su pueblo”.
Con la celebración del Trisagio, l’Alfàs del Pi honra una tradición viva, símbolo de fe, historia y comunidad, que cada noviembre reúne a vecinos y visitantes en torno a su más profunda devoción: el Cristo del Buen Acierto.
















