La historia de cómo ganarse el jubileo en l’Alfàs del Pi

El trisagio es un canto al Santísimo, interpretado durante los tres días que preceden al día del Cristo, la fiesta más importante del municipio que se celebra cada 10 de noviembre en l’Alfàs del Pi Se da la circunstancia de que los versos son exclusivos, cantados y recitados por lugareños que han ido recogiendo el testigo familiar, cumpliendo con la tradición de manera voluntaria y desinteresada desde 1857.

Al conceder el Papa Pío IX la celebración de las 40 horas y las indulgencias plenarias a la exaltación del Cristo del Buen acierto de l’Alfàs del Pi “marca un hito en el devenir histórico del pueblo”, según se recoge en el libro Historia de un Legado de Rafael Frías, Ángela Castillejo y José Soler, ya que coloca a esta localidad de la Marina Baixa en una posición privilegiada como destino de quienes quieren gozar del jubileo, un recorrido espiritual y personal que muchos persiguen en trayectos con mayor renombre, como el Camino de Santiago.

Un documento sonoro que tan solo suena cada mes de noviembre y nos remonta a la llegada de la imagen del Cristo al pueblo, el 26 de marzo de 1857, iniciándose entonces las reformas en la capilla “para dar cabida a un Crucifijo de estatura más que natural…” según se recoge en el libro Historia de un Legado de Ángela Castillejo, Rafael Frías y José Soler. Al mismo tiempo, el Canónigo Pascual Baldó, según se recoge en el mismo libro “inicia los trámites para obtener de Su Santidad Pío IX una gracia por la que se de mayor realce a la Imagen”, un Jubileo anual de cuarenta horas que podrá tener lugar en los tres días anteriores a la celebración del Santísimo, la Exaltación de la Cruz, y permitirá a quienes visiten dicha Capilla obtener indulgencia plenaria, una concesión que llega del Pontífice el 10 de julio del mismo año en que se solicita.

De ahí el valor del Trisagio, por ser patrimonio cultural inmaterial del municipio, por tanto se considera necesario salvaguardar una tradición exclusiva de este municipio, algo que la población reconoce como parte de su identidad, y se debe transmitir a las nuevas generaciones, respetando las raíces de un pueblo, ha manifestado Sangra Gómez, concejala de Fiestas, Tradiciones y Patrimonio.