Desde que se inauguró la muestra a finales de noviembre han pasado por el Espai Cultural Escoles Velles más de 300 personas.
La Asociación de Amas de Casa, Consumidores y Usuarios de l’Alfàs del Pi ha visitado hoy la exposición ‘Mujeres en vanguardia’, que acoge hasta finales de semana el Espai Cultural Escoles Velles. La muestra, impulsada por Acción Cultural Española y la Residencia de Estudiantes para celebrar el centenario de la Residencia de Señoritas, pretende rendir homenaje al que fue el primer centro oficial creado en España para fomentar la educación superior de la mujer, abierto en octubre de 1915, y mostrar el paso de gigante hacia la igualdad de los derechos de las mujeres que supuso aquel proyecto inspirado por la Institución Libre de Enseñanza.
La exposición llega a l’Alfàs del Pi de la mano de la Asociación Huellas Borradas de Mujer y de las concejalías de Igualdad y Cultura. A la visita realizada esta mañana, que ha contado con Esther Recio como conductora y guía, han asistido también las ediles de Presidencia, Rocío Guijarro, y de Residentes, Martine Mertens, junto a la presidenta de la Asociación Huellas Borradas de Mujer, Dolores Álvarez, y un nutrido grupo de la Asociación de Amas de Casa, encabezado por su presidenta, Dominga Gómez Pimpollo.
Desde que se inauguró la muestra a finales de noviembre han pasado por el Espai Cultural Escoles Velles más de 300 personas. “Estamos muy contentas por el interés que ha despertado esta exposición entre la ciudadanía de l’Alfàs y comarca”, ha destacado la presidenta de la Asociación Huellas Borradas de Mujer. Cualquier persona que esté interesada en visitar ‘Mujeres en vanguardia’ puede concertar una cita a través de la dirección de correo electrónico huellasborradasdemujer@gmail.com.
A través de una selección de libros, documentos, fotografías y obra plástica, la muestra reconstruye la formidable aventura de la Residencia de Señoritas que, en sus 21 años de vida, no sólo alcanzó importantes logros materiales —pasó de ocupar la pequeña villa en la que se inauguró en la madrileña calle de Fortuny, con capacidad para treinta estudiantes, a tener doce edificios con cabida para cerca de trescientas—, sino que también consiguió que de sus aulas saliera un grupo excepcional de mujeres altamente cualificadas, gracias a las que el modelo social tradicionalmente asociado a la condición femenina empezó a experimentar una auténtica transformación.